hola, Soy Carmen Zamudio

¡Qué placer que estés aquí!

Me gusta compartir mi tiempo con los míos.
Comparto poco en las redes sociales.
Si quieres saber un poco más de mí, suscríbete a mi lista de correo

Imagínate.

Unos años atrás.

Un sábado de un mes cualquiera.

Hoy se casa una de mis mejores amigas.

Me embarga la emoción.

Estoy decida a que todo salga perfecto. Es un día importante.

Llevo semanas siguiendo paso a paso todo lo que había planificado. Para que todo saliera perfecto. No podía ser diferente en un día así.

Mientras conduzco recuerdo todo lo que he tenido que superar para estar aquí hoy.

Ha habido bastantes trabas durante toda la preparación.

Estoy orgullosa de mí. Las he superado todas. Si algo me
caracteriza es conseguir lo que me propongo. Como dice mi madre, soy cabezota…

He llegado, aparco el coche.

No hay nadie.

NADIE, literal.

El lugar está desierto. El móvil no tiene cobertura (como suele pasar en los desiertos…).

Es la hora correcta y el lugar adecuado… ¿o no?

¿Me habré equivocado de lugar? No hay a quien preguntar.

 

Frustrada, vacía, sin rumbo, desolada…

 

Después de tanto esfuerzo, de haber dejado tantas cosas de lado… me voy a perder la boda.

Vaya plan…

¿Y si en vez de la boda de mi amiga, lo que me pierdo es la vida que merezco disfrutar?

Siempre había oído:

Trabaja duro para conseguir lo que quieras

Sé constante

Disfruta con todo lo que hagas

Y lo hice.

Como buena alumna lo hice todo al pie de la letra.

Trabajé, puse foco, fui constante, disfruté con todo lo que hacía.

Había conseguido lo que me había propuesto años atrás: tener una familia, dos hijos adorables, el marido ideal, crear mi propia empresa con solo 27 años, superar varias crisis del mercado, …

 

Frustrada, vacía, sin rumbo, desolada…

Si en teoría lo había hecho todo según me habían dicho:

  • ¿Por qué sentía que no llegaba a todo lo que tenía que hacer?

  • ¿Por qué me sentía mala madre cuando gestionaba mi empresa y mala empresaria cuando estaba con mis hijos?

  • ¿Por qué me sentía sin salida y no encontraba maneras de hacerlo diferente?

  • ¿Por qué estaba tan cansada o estresada que no trataba a mis hijos como realmente yo quería?

  • ¿Por qué una enfermedad iba ganando terreno?

  • ¿Por qué saltaba a la mínima?

  • ¿Por qué me sentía agotada?

  • ¿Por qué sentía que muchas cosas tenían que pasar por mí?

Si en tu día a día sientes que:

  • Eres super eficiente,

  • Tienes tiempo para ti,

  • Tienes en tu agenda reservado tiempo para el disfrute,

  • Empoderas a las personas que te rodean,

  • En tu vida hay equilibrio y armonía entre tus diferentes roles (madre/padre, pareja, hija/o, amiga/o, líder, compañero/a…), sientes que todo fluye, como si todo lo que corresponde se fuera dando como de manera mágica…

Y te sientes:

  • Plena

  • Llena de energía

  • Sabiendo que das lo mejor de ti en cada momento, a cada

    persona la palabra y el trato que necesita

NO SIGAS LEYENDO.

Si sigues leyendo es porque no estás del todo ahí.

No te engañes, no te digas, “siento que estoy en ese lugar que acabas de describir, pero voy a ver qué me dices”…

Reconoce, ese es el primer paso indispensable, que algo dentro de ti te dice que no estás totalmente en la situación en la que te gustaría estar.

Yo hace 18 años, tampoco estaba ahí.

Me encantaría decirte que encontré una pastilla que me la tomé y que ahora soy otra.

Pero no sería cierto

Y una de las cualidades que me definen es la honestidad.

 

No encontré una pastilla, pero sí a lo largo de estos años,

he encontrado la manera de sentir que:

  • Las cosas fluyen

  • Tengo más energía

  • Doy mi mejor versión en cada momento y en cada situación. Y cuando no lo hago me doy cuenta y tengo los indicadores que me permiten corregir mi camino.

  • Lo que hago está en línea con mi intuición.

Sin métodos raros, sin miles de horas invertidas, sintiendo que cada minuto cuenta y aporta, sin esfuerzos adicionales, sin dejar de hacer nada de lo que hacía.

Y el resultado es que, aunque sigo gestionando dos empresas y estoy implicada en otros proyectos:

  • Tengo más tiempo para mi

  • Siento que las cosas fluyen

  • Y además, por si a tu parte más racional estos argumentos no le parecen muy potentes, en estos 18 años, la facturación de mi empresa se ha multiplicado por un 2.63, el equipo por 3.2 y el beneficio por 65.74.

Durante muchos años pensé que era una hormiguita

luego me di cuenta que era una Super Woman

… pero dentro de una rueda de hamster

y ahora me definiría como una Super Woman

que ha aprendido a neutralizar su Kriptonita.

Y sé que estoy en el camino.

Porque en la vida no solo es importante llegar a lo que nos proponemos, sino disfrutar del camino.

Es importante el QUÉ

el CÓMO es indispensable.

Carmen Zamudio Vargas

Empresaria, Mentora y Super Woman

Si te apetece saber más …

Aquí te suscribes a mi lista de correo donde comparto

Historias del día a día que me permiten aprender y quizás a ti también.
Suscribirse es gratis, borrarse también

@ Carmen Zamudio 2024 | Todos los derechos reservados